Desde hace un tiempo, internet nos ofrece la posibilidad de trabajar desde casa. Según el tipo de actividad que realicen, quizás tengan la opción de combinar el trabajo y la vida familiar en un mismo lugar, algo que en la teoría se parece mucho al paraíso, pero en la práctica requiere algunos ajustes para no fracasar en el intento. Tener la oficina en casa es el sueño de muchas; llevarlo a la realidad puede ser duro pero se logra.
Lo primero que vamos a pensar es si, en la situación ideal, tenemos un espacio para dedicarle exclusivamente a nuestro trabajo. Si fuera una habitación extra que sólo funcione como oficina, ¡abracen bien esa posibilidad porque es la gloria! Pero no todas las casas lo permiten, y la idea no es salir corriendo a buscar casa nueva sino hacer lo mejor que podamos con lo que tenemos disponible. Si no es un espacio exclusivo, también vale un escritorio o mesa sólo para ustedes, un rincón que puedan acondicionar según lo que necesiten, ¡y hasta hay quienes se instalan dentro de un placard! En este tablero de Pinterest voy agregando ideas que me parecen interesantes. Algunas las pueden hacer ustedes mismas, otras son para inspirarlas y agudizar un poco el ingenio y ver cómo las podemos resolver con elementos que tenemos en casa o podemos encontrar fácilmente en casas de decoración o librerías.
Una vez que logramos tener el espacio físico para trabajar, otro aspecto a tener en cuenta es la tranquilidad que necesitamos para poder rendir en nuestro empleo. Las madres que trabajamos en casa muchas veces sufrimos en silencio por tener que hacer dos tareas en simultáneo: cuidar a nuestros hijos y ser eficaces en el trabajo. A mucha gente todavía le cuesta entender que el hecho de estar en casa no significa que podamos interrumpir cada 5 minutos lo que estamos haciendo para ir a servir un vaso de agua, o cambiar a otro canal de dibujitos, o atajar al pequeño que casi se cae del sillón. Eso atenta significativamente contra nuestra productividad, porque retomar el hilo de lo que estábamos haciendo se hace cada vez más difícil.
Para solucionar ese inconveniente se me ocurren dos formas de actuar:
1) si las edades lo permiten y todos están en el colegio a la misma hora, debemos convertirnos en la persona más productiva del mundo en esas 4 o 5 horas que los pequeños pasan fuera de casa. El resto del día lo dedicaremos a ellos, a la casa y a nosotras mismas, pero en el momento en el que los dejamos en la escuela, o el micro se los lleva, nos transformamos en máquinas de trabajar hasta que ellos regresan. Les aseguro que aunque no sean muchas horas, les van a rendir mucho más porque no va a haber distracciones.
2) una abuela, madrina, tía o niñera siempre nos puede salvar, sobre todo si nuestros hijos son muy chiquitos y requieren atención constante. En ese caso es bueno establecer claramente que, aunque estemos en casa, durante las horas que designemos para trabajar nos vamos a dedicar sólo a eso, mientras otra persona se encarga de ellos. A mamá no se la llama (¡a menos que haya sangre o fuego!), hacemos de cuenta que no está ahí y la dejamos ocuparse sólo de su trabajo. Si las distracciones siguen, siempre está la posibilidad de agarrar la compu y marcharnos al bar más cercano hasta haber adelantado algo de nuestro trabajo.
Y por último, algo súper importante para que esto funcione es poner un punto final a nuestra jornada de trabajo, tal como si saliéramos de una oficina, y no hacer/ver/leer/escuchar nada más relacionado con el tema hasta el día siguiente. No es fácil, lo sé (hace 6 años que trabajo desde casa, créanme que sé de qué hablo) pero si no ponemos un límite, el trabajo termina devorando nuestra vida familiar y social.
Todo esto que escribí aplica también para las que no tienen hijos. Quizás tienen más fácil el tema de no distraerse, pero igual necesitan poner un horario límite y «colgar todo» hasta el día siguiente. Nadie merece pasar todo su tiempo trabajando, y está en nosotras hacer ese cambio.
Espero haberlas ayudado a poner un poco de orden en el hermoso caos que implica trabajar desde casa. Me gustaría conocer sus experiencias o ver en qué otros aspectos les parece que necesitan mejorar. Como siempre, nos leemos en Facebook y Twitter, y en Instagram y Pinterest seguramente iremos compartiendo más inspiración para nuestros espacios de trabajo. ¡Hasta la próxima!
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